Terminada la Guerra de los Balcanes un grupo de cascos azules argentinos volvieron a hacer sonreír a cientos de niños kosovares
29 mayo 2022
Día del Personal de Paz de la ONU
Las fuerzas armadas argentinas tienen una marcada trayectoria en la participación en operaciones de paz de la ONU, desde 1958 más de 70.000 mujeres y hombres de las fuerzas que decidieron desplegarse guardan en su memoria experiencias que han cambiado sus vidas y las de aquellos a quienes sirvieron en terreno.
Este año, para honrar el Día del Personal de Paz de la ONU entrevistamos al Coronel Pablo Alberto Filippini, Director del Centro Argentino de Entrenamiento Conjunto para Operaciones de Paz (CAECOPAZ), quien asumió el cargo en diciembre de 2020, y cuenta con una destacada carrera que incluye tres participaciones en misiones de paz de las Naciones Unidas: Croacia (1994), Kuwait (1997) y Kosovo (2006).
Durante su estadía en la Misión de Administración Provisional de las Naciones Unidas en Kosovo (UNMIK) establecida en 1999, el Coronel Filippini vivió una historia que no olvida y que considera fuente de inspiración para las nuevas generaciones de cascos azules que reciben instrucción previa al despliegue, con quienes la comparte para que puedan comprender el valor de la empatía, del mandato al cual responden y sus consecuencias directas sobre el futuro de las comunidades.
En 2006, el Coronel Filippini era el jefe de compañía conjunta de ingenieros dentro de la brigada italiana de UNMIK, y tenía a su cargo a cincuenta miembros de la fuerzas armas argentinas, con un objetivo claro y de evidente materialización: reconstruir estructuras que habían sido destruidas durante la Guerra de los Balcanes desde comienzos de la década del 90.
La compañía construyó puentes, unió localidades y familias, y de esa forma reconstruyó vínculos ya que trabajaba según las necesidades y solicitudes de la gente. En una oportunidad, el Coronel Filippini se reunió con las autoridades de un jardín de infantes en el distrito de Peć, quienes le contaron que los niños y niñas de la institución ya no contaban con una plaza de juegos.
El coronel nunca había construido algo de esas características, pero acepto el desafío y se comunicó con su padre quien era arquitecto, y le pidió que recorriera plazas y espacios verdes en Tigre, provincia de Buenos Aires donde residía. Padre e hijo hicieron un relevamiento de imágenes y la compañía de ingenieros argentinos creo en madera (el material que la brigada italiana les había conseguido) una serie de juegos infantiles que mejoraría la dinámica de diversión a cientos de niños kosovares.
El primer ensamble se realizó en la base militar ubicada en el Valle de Rugova, donde organizaron una actividad invitando a las y los pequeños del jardín para que concurran a probarlos, aprovechando la ocasión para contarles acerca del trabajo de la ONU en la región.
Les contaron además algunas particularidades sobre Argentina, para que conocieran el país del cual provenían, cantaron la canción Color Esperanza del cantautor Diego Torres, que los cascos azules argentinos habían conseguido traducir al idioma kosovar, e inclusive niñas y niños volvieron a sus hogares con los rostros pintados de celeste y blanco.
“Ese día fue espectacular, pero a los quince días volvimos a reencontrarnos en el jardín, cuando concurrimos para dejar emplazados los juegos, faltaban solo dos días para que regresemos a la Argentina concluyendo nuestra misión, llegamos a la escuela y no lo podíamos creer, estaban todas las niñas y todos los niños esperándonos afuera vistiendo trajes típicos y sosteniendo una bandera enorme que decía: Gracias soldados argentinos.
Seguido a esa bienvenida comenzaron a subirse a todos los juegos que habíamos creado especialmente para ellos, y a reír sin parar, es el día de hoy que recuerdo en detalle ese momento, el impacto que nos generó, y aún me sigo emocionando” relató el Coronel Filippini y agregó: “hoy pienso que ya son adultos, y me intriga saber cómo recordarán esa experiencia, que para nosotros fue una forma concreta de mostrar algunas de las acciones que realizamos en las misiones de paz de la ONU, y cómo desde nuestro lugar podemos contribuir humildemente a mejorar la vida de quienes sufrieron a raíz de alguna situación de conflicto o guerra. Esa experiencia fue extraordinaria, desconozco si los juegos siguen allí pero seguramente fueron utilizados por una enorme cantidad de niños con el paso del tiempo.”
Escrito por
Centro de Información de Naciones Unidas para Argentina y Uruguay