¿Qué le dejó la pandemia a la región de las Américas?
Entrevista exclusiva al Dr. Jarbas Barbosa, director de la Organización Panamericana de la Salud durante su visita a la Argentina.
El Dr. Barbosa, estuvo en Buenos Aires, donde participó de la 5° Cumbre Internacional sobre Salud Mental. Aprovechamos su estadía en el país para preguntarle principalmente por las consecuencias de la pandemia en la región, pero también le consultamos sobre otras cuestiones que afectan a la salud, y sobre la importancia de considerar el acceso a la salud como un derecho humano para toda la población mundial.
Si bien asumió el cargo el 1° de febrero de este año, como director adjunto de la OPS mientras la pandemia de Covid-19 afectaba al mundo desde 2020, dirigió las actividades de la organización para reducir el impacto de la emergencia en los programas prioritarios de salud y presidió el grupo de trabajo sobre la vacunación en la región de las Américas.
¿Cuál es la situación actual de la región de las Américas hoy con respecto al Covid-19? ¿Se puede decir que ya estamos en un período de postpandemia?
La fase más aguda de la pandemia ya se quedó atrás, ya salimos de la emergencia de la salud pública de importancia internacional a pesar de que continúa la circulación del virus, entonces dos cosas son muy importantes:
- Mantener una buena vigilancia y ese es uno de los legados importantes de la pandemia ya que gracias a la OPS fue posible coordinar, fortalecer y establecer una red de vigilancia genómica. En la región tenemos hoy veinticinco países con capacidad de hacer secuenciamiento genómico de los virus, lo que permite que, si hay una nueva variante que aparece en la región, pueda ser identificada con mucha rapidez.
- Es importante garantizar la vacunación completa de las personas más vulnerables, mucha gente cree que porque tuvo Covid-19 no necesita vacunarse más. Para los adultos mayores, para las personas con enfermedades crónicas, con problemas en el sistema inmunológico es indispensable tener el esquema de vacunación completo según las recomendaciones de cada ministerio de salud.
Sobre la pandemia yo creo que es el momento ahora de implementar las lecciones aprendidas. La OPS está apoyando a todos los países de la región para que participen del debate global sobre el nuevo instrumento que se va a aprobar en mayo de 2024 en la Asamblea Mundial de la Salud en Ginebra. Creo que esa va a ser la manera en la cual vamos a tener una nueva organización, una nueva gobernanza para lograr entre otras cosas, mecanismos efectivos que garanticen un acceso equitativo a las vacunas, a los medicamentos y equipamiento, que yo creo que fue la falla más importante que tuvimos como humanidad durante la pandemia.
Además de fortalecer la capacidad de cada país para la detección y respuesta a una emergencia de salud pública, trabajamos para acrecentar la capacidad de producción de vacunas en América Latina, de hecho, la OPS está liderando una plataforma regional con ese propósito.
La pandemia fue un evento tan dramático para la humanidad que creo que no podemos dejar de implementar todas las lecciones aprendidas para estar mejor preparados en cada país en caso de que exista una nueva pandemia.
Todavía tenemos retos. Si no cambiamos las reglas por ejemplo para que durante una pandemia los productores de vacunas tengan que compartir su producción con la OMS y con los países en desarrollo, vamos a tener las reglas del mercado dominando, los países ricos van a acaparar todas las vacunas y medicamentos mientras los más pobres no van a acceder.
Nadie va a estar seguro, si todos no estamos seguros, pero eso tiene que ser más que un slogan. En la región la OPS trabajó mucho con los países y tenemos buenas propuestas en cada uno de ellos para fortalecer los laboratorios, entrenar al personal, hacer la integración de los servicios de salud, incluida la atención primaria, que puede ser la primera línea para identificar cuando hay un brote. Creo que vamos a seguir en los próximos años con este esfuerzo de movilizar la gobernanza y al mismo tiempo apoyar a cada uno de los Estados, esa va a ser la garantía de que estemos mejor preparados.
¿Se tiene registro a corto y a largo plazo sobre cómo la pandemia afecto la salud mental de la población?
Afectó mucho. Hay países donde tuvimos un incremento de al menos un 25% de casos de ansiedad, de angustia, de depresión. Se registró un aumento también de consumo de drogas, alcohol. Este impacto tiene una explicación, porque pasamos todos a convivir con incertidumbre durante largos meses en los que no teníamos vacunas sumado al aislamiento social. No olvidemos que América Latina fue el epicentro durante un tiempo prolongado, fue una situación de mucho sufrimiento para las personas con un fuerte impacto también económico. Mucha gente vio sus ingresos disminuidos, generando aumento de la pobreza.
La pandemia agravó la salud mental, pero al mismo tiempo pasó a exigir una preparación mejor de los planes nacionales de salud, de cómo podemos tener una mirada para atender la salud mental sin discriminación ni estigma, basándola en la atención primaria y con una política multisectorial. En la región de las Américas desde hace 20 años las tasas de suicidios han venido creciendo y es la única región del mundo donde eso pasa. En ocasiones porque muchos jóvenes y ciertas poblaciones no tienen expectativas, no tienen empleo ni perspectiva de vida y se involucran con bandas delictivas, consumen drogas, son testigos de violencia doméstica, por eso creo que hay que tener esa mirada mucho más amplia de la salud mental, donde las políticas de los distintos sectores de gobierno trabajen con la sociedad civil para alcanzar una respuesta adecuada.
El 18 y 19 de septiembre tuvo lugar en la sede de la ONU la Cumbre sobre los Objetivos de Desarrollo sostenible (ODS) ¿Cuáles son las prioridades de la OPS con respecto al ODS 3, a la accesibilidad de la salud y cómo se está trabajando en el continente?
Es necesario reconocer que desde antes de la pandemia no estábamos avanzando con la velocidad ni la equidad necesarias en algunas de las metas. Sabemos que vivimos en la región que es la más inequitativa del mundo, por un lado, tenemos a Estados Unidos y por el otro tenemos a Haití, pero a su vez esta inequidad también se da dentro de los países. A veces los promedios parecen que van bien pero cuando miramos el nivel subnacional como las provincias, los estados, comunidades, o los datos de poblaciones como los pueblos originarios, los afrodescendientes, encontramos situaciones de mucha desigualdad que tiene que ser resuelta.
La pandemia empeoró todo y en algunos países fue como si tuviéramos un retroceso de veinte años. Tenemos que ir mucho más allá del 2019, implementando nuevas estrategias, nuevas tecnologías que ya están disponibles y hacer que los buenos proyectos que tenemos en la región puedan convertirse en políticas públicas eficientes. Hacer de la salud una parte del proceso de desarrollo para combatir la pobreza en el camino de recuperación de la pandemia.
¿En qué medida las drogas, el alcohol y el tabaquismo son preocupación de la OPS?
Son preocupación. Se encuentran en situaciones diferentes, con relación al tabaquismo la región de las Américas es la que más avanzó en el mundo. Sin embargo, hay nuevos desafíos, cuando miramos los datos las poblaciones más pobres son las que más fuman en comparación con las personas en mejor situación económica, con mayor acceso a la escolaridad. Por otra parte, hoy la juventud esta expuesta al uso de cigarrillos electrónicos, se ven tentados a experimentar al verse atraídos por un dispositivo tecnológico, creyendo en esa falsa información de que son menos dañinos para la salud, lo cual no solo no es verdad, sino que incentiva a la posterior transición hacia los cigarrillos convencionales. Ese es un enorme desafío que tenemos, ya que desafortunadamente volvió a aumentar la cantidad de adolescentes que consume tabaco. Estamos en mejor situación que otras regiones, pero queremos avanzar más.
Con respecto a las drogas y el alcohol, estamos inmersos en un problema de carácter global, para el cual se necesitan políticas más amplias que no solo abarcan al sector salud. En este sentido el consumo se relaciona directamente con la falta de perspectiva, la pobreza, la inequidad y la violencia en algunos barrios de América Latina. Pensar en políticas de reducción del consumo de drogas en esas poblaciones va a exigir un trabajo muy integrado del sector salud con el sector social.
La Salud como Derecho Humano, al cumplirse el 75° aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos
“La Declaración de los Derechos Humanos fue uno de los grandes logros de la humanidad. Un avance de la civilización sin comparación. Se ha evolucionado en ese concepto de que salud no es una mercancía, no es un privilegio, no es filantropía, salud es un derecho, un derecho humano fundamental. No hay sociedad que pueda lograr desarrollo ni equidad ni inclusión social si la salud no es parte. Entonces yo creo que al mismo tiempo de que es un derecho humano fundamental, garantizar sistemas universales de salud también es parte de un conjunto de derechos”, expresó el Dr. Barbosa.
“Afortunadamente en varios países de la región se ha progresado mucho, la mayoría de ellos ya han integrado a la salud en sus constituciones o en leyes. Sin duda, lo que yo creo que tenemos que conmemorar en ese 75° aniversario de la Declaración Universal es el reconocimiento del concepto de salud. Hace 75 años todavía era un derecho solo para quienes podían pagarlo. Tenemos ahora un camino para pasar de la declaración del derecho a la implementación práctica”, aseguró, dejando bien claro que garantizar la cobertura universal de la salud es tan importante como asegurar su acceso a toda la población mundial.